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La frescura de los cuadros de Camara Gueye (Bignona, Senegal, 1968) sellan la llegada de la primavera de Arteko que, en complicidad de la bilbaina Kalao -la única galería del Estado especializada en arte africano contemporáneo-, alberga hasta el 30 de abril la primera exposición individual del artista senegalés en Euskadi.

Gueye, formado en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Dakar, que en 2004 enseñó su obra en Arco a través de la galería Attisa, brinda una colección de sus obras recientes, telas de mediano y gran formato, que plasman la vida cotidiana en la periferia de Dakar, donde reside, a través de su urbanismo caótico o de las escenas familiares que se ocultan tras los muros de las casas. Realidades lejanas que pueden convertirse en universales a través del arte; valores transfronterizos reconstruidos con los materiales de su barrio.

La mezcolanza de realidad e imaginación, con su particular recreación de figuras humanas y animales, se aplica también a la fusión de sus influencias: el arte primitivo y los creadores occidentales. Se pueden rastrear, según las obras, huellas de Picasso, Chagall o Basquiat, sin perder las señas de identidad del arte africano y las suyas propias. «La mezcla es muy interesante por los dos aspectos», sugiere Cristina de la Fuente, directora de la galería donostiarra.

Entre los detalles predilectos de la galerista donostiarra figuran la peculiaridad de los animales de Gueye, «inventados» por el propio artista, y un «espectacular» retrato de un hombre con el torso desnudo (titulado Wahambame). Los colores terrosos y su trabajo en plano componen otras de las señas de identidad de un trabajo que parece desvelar sus claves en dos cuadros de fondo blanco, que contienen estudios, a pequeña escala, de rostros y fieras: como si representara su alfabeto artístico a través de pictogramas.

Vía: Noticias de Gipuzkoa
Imagen: Noticias de Gipuzkoa

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