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La coruñesa Esther Amil ya había experimentado los viajes solidarios cuando decidió ir con Solidariedade Internacional a Senegal y a Cuba. Aunque con otra ONG, esa primera experiencia, en Marruecos, le dejó con ganas de repetir con la organización de la que ya era socia.

«Cuando decidí ir a Senegal quería integrarme en la sociedad de ese país», comenta Esther Amil, quien consideró que solo había una manera de conseguirlo: «Involucrándome en algún proyecto, trabajando para que vean que eres uno más de ellos», señala.

Su primera impresión, cuando llegó al continente africano en 2007, no fue la sorpresa, pues se encontró ante sí una estampa «tal cual» la había imaginado. «Era un mundo totalmente diferente, pero el buen recibimiento de la gente hizo que me sintiera en un ambiente muy familiar», recuerda sobre sus primeros días en un pueblecito de Senegal.

El proyecto allí consistía en echar una mano en las actividades de una escuela de tiempo libre para evitar que los niños estuvieran por la calle. «Hacíamos dibujo, manualidades o juegos al aire libre, los viernes», explica Amil.

«Todos los días -continúa- nos desplazábamos en un medio de transporte desde el albergue donde nos alojábamos hasta la zona de la escuela», relata esta joven coruñesa, a la hora de explicar cómo era su rutina, y la del resto de cooperantes, en Senegal. «Aunque esto cambió después de dos semanas», comenta. «Los últimos días los tuvimos libres para conocer otras partes del país, sobre todo, los pueblos de la costa», recuerda.

Vía: La Opinión Coruna
Imagen: Temps D’Oci

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