En África occidental, en concreto en Senegal, una de cada seis personas se dedica al sector pesquero, fundamentalmente artesanal, de bajo impacto ambiental y con un importante entramado social y económico.
A día de hoy la subsistencia de la pesca artesanal está amenazada por la presencia en la zona de grandes arrastreros pelágicos europeos que cuentan con autorizaciones especiales de los Gobiernos locales para poder faenar.
La capacidad de estos arrastreros es enorme. A menudo superan los 100 metros de eslora y sus redes de arrastre miden cientos de metros de largo, con aberturas de hasta 50 metros. Pueden llegar a capturar 250 toneladas de pescado en un solo día, lo cual sería suficiente para alimentar a 9.000 personas de Senegal durante un año completo.
Ayer domingo, un barco de Greenepace, el Arctic Sunrise, se encontró en aguas senegalesas con uno de estos arrastreros pelágicos que estaba pescando a sus anchas, el «Irivinga», de bandera lituana. Este buque de 120 metros de eslora es un claro ejemplo de las prácticas pesqueras no sostenibles de los arrastreros extranjeros en la región.
Las flotas extranjeras están saqueando las aguas de África occidental, mientras que los pescadores locales ven cómo mes a mes sus capturas disminuyen. Las últimas investigaciones demuestran que en estas aguas se está produciendo una reducción alarmante de las poblaciones de varias especies comerciales, como la sardina, la caballa y el jurel, cuyas poblaciones están ya sobreexplotadas.
Por este motivo, Greenpeace exige que se adopte una moratoria sobre cualquier nueva autorización de pesca a este tipo de barcos hasta que se elabore una nueva política de pesca sostenible en Senegal, con la participación de todas las partes interesadas y teniendo en cuenta las recomendaciones científicas.
Vía: Ecoticias
Imagen: Greenpeace