A unos 2 mil kilómetros de Ghana, la isla de Gorée, Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1978 y uno de los principales atractivos turísticos de Senegal, es otro de los lugares desde el que partieron esclavos hacia América.
«En ella hubo por lo menos diez casas de esclavos, aunque hoy sólo se conserve una como símbolo», según Babacar Fall, jefe del departamento de historia de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar (UCAD).
Por esta isla, pasaron más de 60 mil esclavos durante tres siglos hasta 1848, fecha en la que fue abolida la esclavitud en Francia. En este sentido, Gorée en Senegal, las islas de Los en Guinea, Elmina y Cape Coast en Ghana y Ouidah en Benin son referentes mundiales de la trata de esclavos.
Entre 25 y 35 millones de esclavos salieron de África con destino a las plantaciones de centro y Suramérica, el Caribe, Guayana y Estados Unidos y «fueron cambiados por armas de fuego, vino, ropa, alcohol o espejos», explica Babacar Fall.
«Senegal era un estado militarista, a través del río Senegal entraban los barcos europeos e iban comerciando con las personas, por tanto, en todas las etnias existió la esclavitud», añade el profesor.
El perfil del esclavo era: hombre, con edad entre los 15 y 35 años, con una buena estatura y masa muscular, y que era sometido a un proceso previo de selección.
El comercio negrero sirvió de base para el sistema de producción de las colonias americanas al mismo tiempo que ayudó en el crecimiento preindustrial de Europa. «Los barcos salían de Inglaterra, Portugal, España, Holanda y Francia haciendo escala en la costa oeste de África», comenta Babacar Fall.
Vía: El Universal
Imagen: Blog Paralelo 20